Extras from The Horn Call, May 2021
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Original Spanish version of “The Arrival of the Horn in Colombia”
by Luis Fernando López Muñoz, published in the May 2021 issue of The Horn Call.
La llegada de la trompa francesa a Colombia y por qué le llamamos “Corno”
Luis Fernando López Muñoz
Profesor de Corno de la Universidad de Caldas (Manizales, Colombia)
Resumen
El siguiente artículo es el resultado de una investigación histórica que se basa en hechos, bibliografías y documentos para trazar el hilo conector del corno francés desde Europa hasta su llegada a Colombia. A partir de este documento, el autor presenta el proceso que vivió este instrumento musical en Colombia desde el tiempo de la Colonia hasta el Siglo XX, tomando en cuenta los aspectos históricos, geográficos y culturales que permitieron la introducción del corno en estas tierras a través de las orquestas sinfónicas y bandas de la época.
El Corno Europeo y su llegada a Colombia.
Como parte de los procesos de colonización que vivió el continente Americano, la Corona española y sus nobles trataron de replicar la cultura y las costumbres de su madre patria en los nuevos territorios americanos. Tras la conquista y con la imposición de la iglesia cristiana, la música española llegó a Nueva Granada de la mano de nobles y ricos terratenientes, que pagaban a los directores para organizar conciertos, bailes y fiestas, no solo con fines religiosos, sino también sociales. El corno para ese momento fue llamado por su nombre español “Trompa”. Llegó a Colombia en 1783 aunque muchos músicos piensan que su aparición ocurrió en el siglo anterior. Al contrario de lo que cabría esperar, el corno en Colombia tiene una historia bastante extensa. Su primer uso fue documentado durante el período colonial en el siglo XVIII.
Los libros de historia de la música colombiana[1] confirman que el corno apareció en el país por primera vez en 1783 como parte de una orquesta española. Esta orquesta solía interpretar “Tonadillas” (piezas cortas con diálogos, representaciones teatrales y algo de música y bailes), que generalmente duraban unos 30 minutos. Estas representaciones fueron el género musical/teatral más importante de España, alcanzando su punto máximo en el siglo XVIII, al tiempo que comenzaron a recibir una fuerte influencia italiana. Las actuaciones de esta orquesta se realizaron en el primer teatro denominado "Coliseo Ramírez", el cual fue fundado con la aprobación de la autoridad virreinal, un militar de la época que se llamaba José Tomás Ramírez. Con los años, ese teatro se conoció como “Teatro Colón”.
Esta orquesta sinfónica española actuó durante una temporada en 1795, con conciertos programados regularmente, incluyendo la participación de los primeros cornistas españoles encontrados en documentos: Diego García y José Garzón. Asimismo, como punto relevante en el libro “Historia de la Música en Santa Fe y Bogotá” de Bermúdez, encontramos un año después a los mismos cornistas -Diego y José María García- formando parte del grupo “José María Garzón”. Como referencia para los siguientes datos y para evitar ambigüedades u otras aclaraciones excesivas, elegimos el libro de historia de la música de Perdomo Escobar, porque es el antecesor de ambos y aporta mayor documentación.
Un año después de la llegada del corno a Colombia (1784), se fundó la “Banda de la Corona”. Fue una de las primeras bandas musicales en Colombia dirigida por el maestro Pedro Carricarte, quien también dirigía la orquesta sinfónica proveniente de España. Según textos del cronista José M. Caballero ...“los músicos a cargo del mencionado maestro trajeron la música de trompas y clarines” (Bermúdez 2000,70), instrumentos que no habían sido escuchados hasta entonces. Luego con músicos de esta banda y otros residenciados en Santa fé (de Bogotá), se trató de experimentar con una nueva orquesta sinfónica, asunto que resulta novedoso para la época. En 1792, esta orquesta experimental interpretó para la llegada del nuevo arzobispo de Bogotá: Baltasar Jaime Martínez Compañón, obras orquestales de Michael Haydn y Johann Christian Cannabich.
Los hechos anteriores describen la llegada del corno a Colombia, la cual posiblemente se tocaba sin la conocida técnica de mano de Anton Joseph Hampel, pues desde el año 1791 no se sabe con certeza si los cornistas incorporaron esta técnica en particular debido a las habilidades específicas requeridas para su implementación. Es posible que los músicos europeos en Colombia se hubieran enterado de este nuevo descubrimiento sin embargo, en la investigación no se pudo identificar si lo incorporaron o no en sus actuaciones.
En 1809 había dos bandas organizadas: “Artillería” y “Milicias”. Existía una gran rivalidad entre ambas y resultaba evidente en cada concierto al aire libre que realizaban. Un ejemplo de esto era cuando las bandas intentaban interpretar lo que la otra había tocado el día anterior. Además, cada una solía improvisar cosas nuevas para llamar la atención del público sin importar que estas improvisaciones no tuvieran nada que ver con el arte ni con la correcta ejecución de los instrumentos. En una anécdota particular se narra lo siguiente: “Se dice que un tocador de trompa, en un paseo al Salto perdió la boquilla, y que siguió tocando sirviéndose de una carta de naipe” (repertorio colombiano No XV, 1879).
La introducción de cornos y otros instrumentos en las bandas fue un gran acontecimiento y causó un gran impacto en la ciudad de Santa Fe (Bogotá). Según el cronista José M. Caballero “estos instrumentos e instrumentistas mejoraron el pobre instrumental de los músicos de la Catedral de Santa fé” (Bermúdez 2000,70). Según apuntes del mismo cronista, al parecer los músicos de la Catedral y los nuevos que integraron la agrupación se diferenciaban por su nivel. Como dato importante que complementa el anterior comunicado, en 1810 se realizó una velada musical frente a la casa del presidente de la Junta Suprema, José Miguel Pey. Para ese evento, y por pedido del director y de los músicos, se adaptó un escenario con muchas luces para que los músicos pudieran leer sus partituras, lo que significó que la música se interpretara con la ayuda del papel. Hasta ese momento la música que se tocaba al aire libre, generalmente por bandas, no usaba partituras (Bermudez 2000,70).
Entre 1820-1828 Don Juan Antonio Velasco (organista de la Catedral de Bogotá) celebró reuniones semanales en su casa acompañado de una pequeña orquesta que interpretó obras maestras de grandes compositores clásicos. Algunos de estos conciertos se realizaron como eventos especiales u homenajes a los héroes de Colombia, como Simón Bolívar y Francisco de Paula Santander. Por primera vez se escucharon las oberturas de Gioachino Rossini (Tancredi, L'Italiana in Algieri, La Gazza Ladra, entre otras). Estas obras tienen dos o cuatro cornos en su orquestación, una clara demostración del avance y del lugar que iba ganando el instrumento en Colombia.
En 1838 (diez años después de los hechos mencionados anteriormente) artistas españoles representaron en Bogotá las siguientes obras de Gioacchino Rossini y Gaetano Donizetti, “La Gazza Ladra”, “L'Italiana in Algeri”, “Il Barbiere di Siviglia” y “Lucia di Lammermoor ”. En 1846 se creó la Sociedad Filarmónica, que contaba con cinco cornistas: Félix Rey, Bernardo Dourde, Ignacio Otalora, Mariano Castillo y Mr. E. Jossup (Perdomo 1975,44). La información anterior representa un paso más hacia la introducción de la música sinfónica en Colombia así como también con la evolución del corno, ya que el uso de los cornos fue fundamental en este género.
El 20 de julio de 1875 se realizó una fiesta pública de celebración del Día de la Independencia de Colombia en la Plaza Bolívar con una banda militar. La banda tenía cornos como parte de su instrumentación. Posteriormente, en el año de 1882, se crea la Academia Nacional de Música en la cual se abre la cátedra de trompa, el profesor de dicho instrumento fue Jorge W. Price, el cual no solo enseñaba corno, sino también, trombón y trompeta.
Cambio del corno natural al "saxhorn" en las bandas militares de Colombia.
Archivos documentados en el libro de Egberto Bermúdez (2000), señalan que hacia el año 1865, el encargado del Parque Nacional escribió una carta al Ministerio de Hacienda describiendo los instrumentos de las bandas Artillería, Zapadores y Ayacucho y en referencia a los instrumentos describe ...“se encuentran las trompas, las cuales poseían aros de tubos adicionales para sus tonos” (Bermúdez 2000, 200). Eso significa que incluso ese año, las bandas colombianas todavía usaban cornos naturales. Además, se menciona un “saxhorn” requinto -o como se conoce en Colombia fliscorno alto en mi bemol- como el instrumento que reemplazó a los cornos naturales en la segunda mitad del siglo XIX. Esto se debía a que se trataba de un instrumento con un sonido nuevo (según el texto descrito por el encargado del inventario de instrumentos) además, había sido inventado recientemente por Antoine Joseph Sax, más conocido como Adolphe Sax. Fue importado al país entre 1869-1874 por Importadoras Mompox, que abasteció al mercado nacional, principalmente a Bogotá en la segunda mitad del siglo XIX.
Las bandas de armonía o bandas de música, como se les llamaba en ese momento, jugaron un papel muy importante en las presentaciones en lugares públicos y al aire libre, conocidas también como retretas. Con la llegada del maestro José Rozo Contreras como director de la Banda Nacional en los años de 1930 y el crecimiento de la plantilla de músicos, llegaron a Colombia, a mediados del siglo XIX, dos cornistas italianos. Uno de ellos fue Sergio Cremaschi, quien fue un maestro de corno muy conocido en el panorama académico y musical de Colombia. Ya para esta época, y basándose en fotos de la banda nacional, existían en esta agrupación cuatro cornos, dos de los cuales eran cornos de pistones, o mejor conocidos como trompas altos en Mib.
Con la llegada de los músicos italianos y aquellos Colombianos formados en estas escuelas, el término “trompa”, que utilizamos con los españoles, fue cambiado por corno que es como se conoce en Italia como la traducción de “cuerno”, refiriéndose a la prolongación ósea de algunos animales como las cabras, antílopes etc., que nos remite a los antecedentes del corno. Por esta razón es que en Colombia se empieza a emplear este término para adoptarlo como propio, uso que trasciende en el tiempo y llega hasta la actualidad.
Evolución y avance en la escritura para el corno francés en Colombia.
En el año 1783, año en que se mencionó por primera vez la llegada del corno a Colombia, la literatura para el instrumento era muy limitada ya que eran pocos los sonidos que el instrumento producía dada su naturaleza física regida por las series armónicas. Además, para poder escribirle melodías a este instrumento el registro resultaba un tanto incómodo para los ejecutantes. Por lo tanto, muchos de los compositores basaron su escritura en la habilidad y las posibilidades técnicas de los músicos disponibles. Un ejemplo de esto son los conciertos de Mozart para corno, pensados y escritos para el cornista Joseph Ignaz Leutgeb, un virtuoso y también fabricante de quesos, que inspiró y motivó a Mozart a escribir los conciertos para corno.
En Colombia, las primeras obras escritas por compositores colombianos, la trompa cumplía con un papel armónico en donde escaseaban las melodías y el protagonismo era mínimo. En las óperas escritas por el compositor colombiano José María Ponce de León “Esther” y “Florinda” -que fueron las primeras óperas colombianas presentadas en escena (Bermúdez 2000, 58) - el papel del instrumento es bastante superficial. Lo mismo ocurre en las composiciones de Julio Quevedo Arvelo, hijo del músico venezolano Nicolás Quevedo Rachadell. Cuando repasamos sus obras para orquesta notamos que el papel de la trompa también es limitado. No podemos explicar la razón exacta de este hecho, tal vez pudo haber sido por las limitaciones del instrumento o de los intérpretes, sin embargo, cuando los encuentros musicales se realizaron entre 1820 y 1828 en Colombia -donde se interpretaron las nombradas oberturas italianas de Rossini- no se tiene conocimiento ni registro de la ejecución de los solos escritos para corno, es decir, si realmente existían cornistas que los interpretaran, o eran delegados a otros instrumentos de la orquesta, y más aún teniendo en cuenta que en este momento, los compositores europeos tenían un gran conocimiento sobre las posibilidades sonoras, expresivas y técnicas del instrumento.
Cuando se creó la Sociedad Filarmónica a mediados del siglo XIX, había cinco cornistas que la componían. A estas alturas, el corno había dado un gran paso en su evolución, que incluyó el uso del corno de pistón. Sin embargo, no podemos negar que para muchas escuelas fue difícil la aceptación del corno moderno, un claro ejemplo de esto es la escuela francesa, quien fue una de las más renuentes a utilizarlo. Es importante mencionar que los compositores eran los mayores defensores de este nuevo instrumento ya que gracias a sus notables avances, les facilitaba tanto la escritura como la ejecución.
Bibliografía
Bedoya Serna, Hernán. 2014. Interview with the founder of Caldas department plan of bands. Colombia: via phone.
Bermúdez, Egberto. 2000. Historia de la Música en Santa fe y Bogotá 1538-1938. Bogotá: Fundación de Música.
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De Greiff, Hjalmar y Feferbaum, David. 1978. “Textos sobre Música y Folklore.” Boletín de programas de la Radiodifusora Nacional de Colombia. Tomo I.
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Miravet Lecha, Juan. Origen y Evolución de la trompa. Lecture at the First horn week of La Unió Musical de Llirira, April 22dn, 2011. https://sites.google.com/site/juanmiravetlecha/home/investigaciones/origen y-evolucion-de-la-trompa (reviewed on May 14th, 2014)
Osorio, Juan Crisóstomo. 1879. “Breves apuntamientos para la historia de la Música en Colombia.” Repertorio Colombiano.
Pardo, Andrés. 1966. La Cultura Musical en Colombia. Bogotá: Ediciones Lerner.
Perdomo, José Ignacio. 1975. Historia de la Música en Colombia. Bogotá: Editorial ABC.
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Restrepo Moncada, Alexander. 2014. Interview. Music teacher in the magisterium of Risaralda. Colombia: via phone.
Zarzo, Vicente. 1995. Una vida para la Música. España: EDICEP C.B
[1] Libros consultados: José Ignacio Perdomo Escobar, Historia de la música en Colombia (Bogotá: Editorial ABC, 1975), Egberto Bermúdez, Historia de la música en Santa Fe y Bogotá 1538-1938, (Bogotá: Fundación de Música, 2000), Textos sobre música y Folklore: Serie “Las Revistas” (textos que se hallan dispersos en publicaciones periódicas), Jorge W. Price, Datos sobre la historia de la música en Colombia, Andrés Pardo Tovar, La cultura musical en Colombia (Editorial Lerner, 1966)